domingo, 7 de junio de 2009

Técnica y Estética de la Décima


Por Juan Acevedo Carrión
Gran artista portorriqueño


No soy ningún erudito,
Tal vez poco de novato,
Con mi deseo sensato
De vertical jibarito,
Que aspira dejar escrito,
Con bastante corrección,
Un mensaje, una lección
Para que los trovadores,
Se conviertan en valores,
De nuestra improvisación.

Hacer la décima pura,
Es mi primera inquietud.
Si le di mi juventud,
A mi novia, la cultura,
He cavado su escultura,
Buscando la perfección,
Usando aliteración,
Anáfora y paradoja,
Pido amigo que la escoja,
Para darle nutrición.

El epíteto admirable,
Hace la estrofa más bella,
Y brilla como una estrella,
Un adjetivo agradable.
Es un tesoro admirable,
La décima bien tallada,
Puramente sazonada,
Con su métrica elegante,
Y su rima consonante,
Cultamente edificada.

Es difícil sumamente,
Nuestra típica Espinela,
Si faltamos a la escuela,
De la vida y de la mente,
Como alumno permanente,
Les podría asegurar,
Que no es fácil dominar,
La décima estilizada,
Vieja niña uniformada,
Que nos honra cultivar.

La décima esta regida,
Por un escrito patrón,
De esos diez versos que son
Una regla definida.
La misma esta dividida,
En ocho partes llamadas
Silabas encadenadas.
Con ritmo y con melodía,
Que es la selecta poesía,
Con sus diez líneas rimadas.

Rimando con la primera,
Hallaras la Quinta y la cuarta,
Y riman en doble carta,
La segunda y la tercera.
La seis y la siete entera,
Dan su rimada constancia.
La octava con elegancia,
A la novena le rima
Y ahí la décima se arrima,
A la sexta en consonancia.

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