La hoguera terrible abrasa,
abraza al esclavo, y su ama
ama el castigo. La llama
llama al martirio y lo caza.
Casa el demonio a esa casa,
casa que muda calló,
calló por siempre y cayó.
Cayó en la profunda poza,
posa el diablo su ala y roza,
la rosa flama que ardió.
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